Durante una semana, 19 estudiantes se sumaron a la vida de familias en San Joaquín y trabajaron en distintos oficios, conociendo de cerca la realidad del mundo laboral.
Con el deseo de salir de su zona de confort y conocer otras realidades desde dentro, un grupo de estudiantes de tercero medio participó en esta “experiencia laboral”, que busca acercar a los jóvenes a la vida cotidiana del mundo del trabajo. Para ello, dejaron sus hogares y se integraron a vivir con seis familias de la parroquia San Damián de Molokai, además de trasladarse cada jornada a trabajar en distintos puntos de Santiago.
Durante esa semana, los estudiantes se levantaban temprano y partían a sus lugares de trabajo: algunos se desempeñaron en empresas de aseo como Servilimp (con operaciones en la Universidad Diego Portales y el Mall Apumanque), otros en la imprenta Donnebaum y también en Aguas Manantial, empresa del rubro alimenticio. Las familias de acogida les ofrecieron no solo techo y alimentación, sino también cariño, escucha y testimonio de vida.
La semana culminó con una emotiva jornada comunitaria, el pasado sábado 26 de julio en la casa parroquial de San Damián de Molokai, donde estuvieron presentes nuestro hermano Alex Vigueras sscc, asesor religioso del colegio SSCC Manquehue; Miguel Ángel Concha sscc, sacerdote moderador de esta parroquia; estudiantes, sus padres y las familias de acogida, quienes compartieron sus vivencias.
Eduardo Tejo, diácono permanente de la parroquia, acogió en su casa a Blanca, Amparo y Clemente. “Ellos se acomodaron muy bien en mi casa. Yo vivo con un nieto y tenía tres dormitorios desocupados. Salían todos los días a las 7:15 de la mañana, yo los iba a dejar a la locomoción, y al regreso les tenía comida preparada. A ellos les encantó que yo cocinara”, contó.
Don Eduardo compartió también con los jóvenes su historia de vida. “Les conté que partí trabajando a los 13 años. Fui zapatero, fotógrafo, peluquero, tuve una botillería y una amasandería por 30 años. Gracias a eso, mis cuatro hijos pudieron estudiar y hoy son profesionales”.
Uno de los momentos más significativos fue cuando, espontáneamente, los jóvenes le pidieron que les enseñara a hacer pan. “Pusimos harina, hicimos pan amasado, doblada, pan con chicharrón. Fue bonito ver su interés. Me emocionaron cuando, en la ceremonia final, me aplaudieron y gritaban ‘¡el Lalo!’. Fue gratificante. Sentí mucho cariño”, recordó con alegría.
El diácono también compartió con ellos su camino espiritual: “Les conté que para llegar a ser diácono fueron siete años de formación, y que tuve un asesor religioso que se la jugó por mí: el padre Esteban Gumucio sscc, que hoy está en proceso de beatificación. Él peleó con el obispo para que yo pudiera continuar. Siempre lo recordaré con cariño”.
Esta experiencia dejó huella no solo en los jóvenes, sino también en quienes los recibieron. “Se van con una sensación de mucha alegría. Fue una semana intensa, pero corta, como decía uno de los muchachos. Y para nosotros fue una oportunidad de renovar la esperanza viendo su entusiasmo”, concluyó uno de los anfitriones.















Fuente: www.sscc.cl